Una punto super importante que se debe tener claro en toda empresas es la del elevator pitch. Es una figura que se basa en una imagen cinematográfica: es el “discurso del elevador” que un emprendedor da cuando se encuentra con un alguien que le pregunta que hace el o ella y solo tiene pocos segundos para responder.
Se trata, pues, de un discurso apurado, pero vital: de él depende que la oportunidad no nos pase de largo. Es un discurso en el que, encima, nos juega en contra el tiempo: persona que nos pregunta quiere realmente seguir con lo suyo, mientras que nosotros queremos venderle algo…
El elevator pitch en nuestros días se ha trasladado a la denominación de las reuniones que un emprendedor realiza con posibles inversores o clientes
Desde luego, lo que importa en estas reuniones de discurso del ascensor no es el número de inversores que se reúne, sino aquellos que compran el concepto, la idea o el negocio en el que se les invita a participar.
La esencia del elevator pitch es, ante todo, su brevedad. El tiempo que se dedica a la exposición es el mismo que se tiene en el trayecto de un elevador. En una reunión ante inversores, posibles clientes y o socios lo que importa es exponer la idea o el emprendimiento, con sencillez, con premura, con precisión.
¿Cómo se organiza un buen elevator pitch? La verdad es que los mejores discursos del ascensor no son reuniones pactadas, sino la ventana que se abre cuando nos encontramos en un elevador (o en un pasillo o en donde ocurra) con un posible inversor o cliente
De modo que el mejor elevator pitch se arma bajo esa idea hipotética: ¿Cómo vendería mi idea en menos de cinco minutos?
Crear la respuesta a esa pregunta te creara el elevator pitch.